domingo, 15 de septiembre de 2013

EL RELOJ DE HADES. Por JJ



El segundero implacable está siendo mi rival
en un cuatro por cuatro fiero que perdió su compás
y sólo su andar detiene echando la vista atrás
buscando a quien quiere vivir al límite sin importarle los demás.

Cuando el reloj de Hades marque su final
y las temidas Moiras corten mi sedal,
sólo le pido al Diablo que me conceda en su bondad,
algo más de un minuto para poder ver mi vida pasar.

Sesenta cortos segundos no dan para más,
es sólo un minuto, ¿por dónde empezar?
arranca de tu reloj al menos mil horas,
sólo preciso ese instante para poder recordar

a mis ranas y princesas, timbales y guitarras,
cuando el humo de mi cigarro nubló mi mirada
y la luz de las estrellas iluminan la otra cara,
de una mujer enamorada sudando sobre mi cama.

Exprime la vida sin importarte llegar al trance,
de ver tu alma salpicada por el polvo del camino,
tu corazón, herido de muerte de viejos romances
y devolver tu cuerpo cansado al lugar de donde vino.

Vive el momento, sorprende al destino,
engaña a la muerte con gesto anodino,
burla al futuro, encuentra el camino,
chapotea en Estigia hasta el último suspiro.

  JJ es batería de LOCAL 9

miércoles, 11 de septiembre de 2013

LOS HIJOS DE PUTA NO SUBEN LAS ESCALERAS. Por David Marqués.



“Los hijos de puta no suben las escaleras”
-dijo un buen amigo-
Deduje que no tendrían, que no las necesitarían
por haber nacido en lo más alto,
permitiéndoles el desprecio en la mirada.
Escalera…
Podría considerarse una metáfora de un camino,
del camino, tal vez, de la vida misma,
cuya confección, escalón tras escalón,
nos proporciona alegrías y desencantos;
y, escalón tras escalón,
permite la capacidad de decisión,
de subir, bajar o reconsiderar.
Pero…
¿qué les queda a los que viven
en la lejanía sin escalera alguna?
Quizá mirar hacia abajo y pensar
en el abismo, vacío que les depara el futuro,
por haber nacido en tan buena cuna.

David Marqués es bajista de Local 9
      

lunes, 9 de septiembre de 2013

¡QUIÉN QUIERA TOCAR QUE PAGUE! O EL NEGOCIO DEL ROCK. Por JJ


















Desde sus orígenes, los músicos que orientan sus neuronas por la senda del rock se encuentran con innumerables dificultades para dar a conocer su obra y poder obtener a cambio de su trabajo, un salario mínimo que les permita vivir con dignidad.

Salvo contadas excepciones y no siempre de la mano de la calidad, la gran mayoría de los artistas se ven obligados a mantener una doble actividad profesional: una gracias a la cual pueden vivir y la otra, la que en definitiva le da sentido a su vida.

Los tópicos asociados al rock & roll star y tan extendidos en la subcultura popular, donde sexys roqueros viven rodeados de glamour, fama y dinero, atraen como la miel a las moscas a innumerables aficionados que con tal se subirse a un escenario y sentir el calor de los focos, son capaces de ofrecer sus cuerpos en cualquier esquina de una gran ciudad.

Estos dos ingredientes maquiavélicamente combinados (la dureza propia de la vida del músico y el deseo de recibir, aunque sólo sea por una noche, el aplauso de novias y amigos) hace que algunos empresarios del sector, aprovechen la circunstancia para imponer sus perversas condiciones de contratación: ¡Quién quiera tocar, que pague!

No existe parangón en ninguna actividad, sector o gremio. Simplemente no existe trabajo en la que un profesional tenga que pagar para desarrollar su labor y donde la expresión “por amor al arte” cobre tanto sentido como en el mundo del rock.

Llenar la noche de acordes, haciendo que otros se diviertan, llenen locales y bailando y bebiendo muevan nuestra maltrecha economía, como los viejos singles, tiene su cara B. Y esa cara B es la cara de tonto que se le queda a todos los músicos que quieren ofrecer su trabajo de composición e interpretación, cuando escuchan una y otra vez: ¡Quién quiera tocar, que pague!

JJ es batería de LOCAL 9